domingo, 8 de marzo de 2020

Mi moto juega tenis

En Venezuela llamamos “moto o motorizado” al mensajero de las oficinas, a la persona que lleva y trae documentos o encomiendas rápidas en una ciudad, manejando una motocicleta. El mío, Henry, es un tipo súper pilas, decente, responsable, rápido, que sabe resolver las cosas, conversador, buen padre de familia y gran trabajador.

Henry tiene 56 años y vive en Guarenas, una ciudad satélite a 38 kilómetros al este de Caracas. Y todos los días, bien temprano, sube por la autopista a Caracas junto a miles de personas más, que vienen a trabajar, estudiar o hacer diligencias. Y como tantos que viven allí, se regresa a casa con luz de día –de ser posible- para evitar los peligros en la vía, causados principalmente por la delincuencia.

Mi moto, es un tipo tostado por el sol, de ojos grandes y una sonrisa franca. Es atlético y musculoso, y además, juega tenis. Es un verdadero apasionado del llamado “deporte blanco” (aunque ya de blanco sólo queda el torneo de Wimbledon). Cuando habla de tenis, le brillan los ojos, se emociona, gesticula, se mueve tal y como corre en la cancha, vibra narrando sus jugadas, triunfos y derrotas. Como buen tenista, dice que llegar de segundo es perder y feo. Habla constantemente de sus ídolos, los monstruos Federer, Nadal y Djokovic, asegurando que nadie podrá igualarlos nunca.

Mi moto, juega dobles, representando al equipo del Parque del Este, conformado –como él- por gente sencilla, llana, trabajadora… gente común y corriente, que practica en una cancha pública. Y con toda su humildad, mi moto compite y se codea en la cancha con jugadores de clubes privados, elitescos y ricos de la ciudad.

Mi moto me cuenta que muchas veces ha sentido que sus contrincantes y hasta el público, cuando se presentan en la cancha,  los mira como los pobrecitos del torneo, con cierto menosprecio, como los tierruítos que juegan tenis. Y dice que muchas veces la gente se sorprende que unos motorizados practiquen este deporte.

Y yo me pregunto: ¿por qué pasa esto?, ¿por qué la gente humilde y sencilla no puede o no tiene el derecho a jugar tenis, golf u otros deportes considerados para ricos? ¿hay algo más masivo, unificante e inclusivo que el deporte?

Esto es un reflejo de la sociedad en que vivimos y es por ello que muchos luchamos para conseguir que todos tengamos los mismos derechos (y deberes) para con el país y que todos los ciudadanos tengamos las mismas oportunidades y obligaciones para tener una nación próspera, digna, segura y que brinde protección y un mejor futuro a sus habitantes.

Mi moto juega tenis, sí. Me habla con pasión de sus partidos, pero también me cuenta todo lo que sufre y padece para llevar el pan a su casa, para pagar las facturas, para tener un servicio médico y de salud. Habla del gran Nadal y de lo caro que está la comida o lo que cuesta un caucho para la moto.

Habla del poderoso Federer y de lo imposible que es conseguir lo básico para subsistir o del matraqueo y persecución constante que sufre a manos de la policía. Habla del portento de Djokovic y con nostalgia, de cómo se vivía antes, en la otra Venezuela que le permitió comprar un carro, su apartamento de Guarenas, cuando se daba el lujo de cambiar su moto por otra último modelo. Cuando en diciembre podía hacer sus hallacas y tomarse unos traguitos sin mayor problema.

Mi moto es de esos millones de venezolanos que han visto cómo su poder adquisitivo se ha ido deteriorando y hoy, está prácticamente por el suelo. Mi moto está entre esos millones de venezolanos que hoy se sienten frustrados y que no ven un futuro mejor para sus hijos y nietos.

Mi moto es de los que habla pestes de la revolución, de Maduro, del chavismo… pero creo que es de los millones que creyeron y votaron por aquel Chávez encantador de serpientes que les prometió villas y castillas, y les cambió espejitos por la riqueza y tesoros del país, que secuestró la libertad y la prosperidad de Venezuela, humillando, manipulando y postrando al pueblo a su servicio y placer.

Mi moto, es un tipo que le echa bolas al trabajo, que se juega la vida todos los días en las calles de Caracas, bajo un sol inclemente, lluvia y frío. Que lleva una pila de papeles, carpetas y sobres en su viejo maletín de cuero. Un tipo que guerrea la vida tal como corre y batalla en la cancha, acalambrado y adolorido, alerta, apasionado y cuyo único objetivo es alzar una copa y ser campeón de la liga.

Por él y por muchos motos decentes más, es que debemos seguir luchando por conseguir que este país cambie para mejor, que este país sepulte de una vez por todas a la mal llamada “revolución bonita”, y que juntos logremos escribir la verdadera historia de la quinta República que trajo la destrucción y el saqueo de esta gran nación.

Que juntos, podamos construir un nuevo país, en el cual todos tengamos las mismas oportunidades, derechos y deberes, en el que todos podamos ser felices y disfrutar de una vida digna. Un país en que todos podamos jugar sin menosprecios, miradas escondidas y sonrisas falsas, y alzar con orgullo el trofeo que ganamos con mucho esfuerzo.

Henry, es el primero de la izquierda.










13 comentarios:

  1. Muchas gracias. Ojalá sea ejemplo para todos... un cordial saludo!

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  2. Muy bueno tu artículo Alfredo. Excelente. Y si, todavía hay gente decente en este país. Ojalá se cumplan tus deseos que son los mismos de todos los que aún estamos en este país, con la esperanza que las cosas mejoren. Amén!

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    1. Gracias Rosa. Y sí, todavía existe mucha gente decente en este país y estoy seguro que nuestros deseos se cumplirán, pero todos tenemos el deber de hacer que se haga realidad. De nada nos sirve estar encerrados en casa quejándonos. Una forma de hacer es compartir este artículo para que el mensaje llegue a cada vez más personas. Mil gracias. Saludos!

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  3. Amén amigo bello, siempre tus historias nada inventadas sino verídicas llegando a lo más íntimo de mi ser, llenándome de tristeza pero a su vez de esperanzas de que esta pesadilla llegue a su final y veamos la luz de nuevo en nuestra amada Venezuela... Amén, Amén, Amén!

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  4. Amén amigo bello, siempre tus historias nada inventadas sino verídicas llegando a lo más íntimo de mi ser, llenándome de tristeza pero a su vez de esperanzas de que esta pesadilla llegue a su final y veamos la luz de nuevo en nuestra amada Venezuela... Amén, Amén, Amén!

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  5. Hola Bella... lamento no saber quien eres, pero sé que nos conocemos. Me alegra mucho que te agraden mis historias y que calen en ti y en quien las lee. Debemos alejar la tristeza y enfocarnos en lo positivo del mensaje: debemos trabajar juntos para acabar con esta plaga y construir el país que queremos y nos merecemos. Saludos!

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  6. Mi moto...
    Ese sí qué es un tipazo
    Un buen pana, un buen amigo
    Y de eso soy testigo
    Porque lo vivo en su abrazo
    También es mi compadrazo
    Noble y sincero, caray!
    Siempre nos vemos "poray"
    Cantando o en un concierto
    Tu moto" vive en su acieto
    Es mi Amigo, Henrry Estay

    W.M

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    1. Así mismo es W.M. Gracias por tu muy buena rima, y es correcto: un tipazo, noble y sincero! y cierto, olvidé lo de sus dotes musicales... Un cordial saludo!

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  7. Excelente su artículo Alfredo Graffe. Mi moto es la realidad de muchos Venezolanos que día a día se ganan el pan en 2 rueda ojalá y esto le sirva a muchos que vea que todavía heciste gente honesta y con humildad Henry Estay es un ejemplo a seguir Su Perseverancia y diciplina le a dado su frutos entregado a su trabajo y sus deporte También es un gran jugador de pim pom

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    1. Así es, muchos muchos muchos venezolanos que trabajan duro y con honestidad para ganarse el pan en dos ruedas. Gracias por tus palabras. Y lo mejor que podemos hacer, por todos nosotros y por el país, es compartir este artículo con nuestros amigos, familiares y contactos... debemos trabajar por dejar la negatividad y transmitir lo positivo. Muchas gracias!!!

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  8. Ya lo creo que hay gente buena y decente en ese gran País! Tu moto es buen ejemplo de ello. Ese país que acogió a mi familia y donde pasé unos años maravillosos! Parte de lo que soy se lo debo a Venezuela, y a lo vivido y aprendido con mis amigos de entonces. Por todo esto me duele lo que se está viviendo ahí. Ese gran pueblo no se lo merece. Ojalá y esta pesadilla acabe pronto! Un abrazo Alfredo!

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  9. Mil gracias mi querida Montse... Este país ha marcado nuestras vidas y lo que hoy somos. Y gracias a Dios por permitirnos vivirlo y aprenderlo. Yo estoy convencido que más pronto que tarde saldremos de esta pesadilla. Lo complejo será reconstruir, pero lo lograremos!!! un beso sincero y gracias por leerme y seguirme!

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