sábado, 20 de febrero de 2021

Antonio Bompart González integra elenco de “Space Sweepers” en Netflix: VENEZOLANO SE ABRE CAMINO EN EL CINE SURCOREANO

Si usted ve la película “Barrenderos Espaciales” en Netflix, quizás no se entere que el abogado que niega el permiso a la nave donde trabajan los protagonistas, es venezolano. Un joven emprendedor que lleva doce años viviendo allí y quien, con esfuerzo e insistencia, ha logrado incursionar en el cine y la televisión de Corea del Sur, soñando convertirse en un respetado actor.

Por Alfredo Graffe (*)


Space Sweepers, traducida al español como "Barrenderos Espaciales", es un film surcoreano  que se estrenó con mucho éxito a principios de febrero en Netflix.

Dirigida por Jo Sung-hee, esta película se presenta como el primer éxito de taquilla de ciencia ficción producido en Corea del Sur, y tras algunos aplazamientos causados por la pandemia, acabó estrenándose en esta plataforma el pasado 5 de febrero.

El film se ha convertido en un éxito global tras su lanzamiento. ​En los primeros días desde su estreno, encabezó las listas de películas en Netflix en 29 países.

Usted, al ver la película, quizás ni se entere, pero podría llamarle la atención un personaje que tiene una aparición muy corta y que, probablemente pasaría desapercibido. Su físico lo delata y llama la atención. Se trata de un abogado del espacio de la corte D, que viene a chequear la nave espacial llamada “Sung-nijo” (Victory) en la cual los cuatro protagonistas, recogen la basura espacial.

De Valencia al espacio

Ajá ¿y?, diría usted, pero resulta que este personaje ni es surcoreano, ni tiene ancestros ni sangre de ese país. Habla coreano e inglés y es más criollo que la arepa. Es un joven actor nacido en Valencia, venezolano de pura cepa, que lleva doce años viviendo en Sur Corea y unos cinco abriéndose camino como modelo y actor en dramas y películas de ese país.

Se llama Antonio Bompart González, tiene 32 años, es ingeniero industrial y tenista. En abril 2009, se fue a Corea del Sur gracias a una beca de estudio de cinco años otorgada por su gobierno. Se graduó en Ajou Unuversity en la ciudad de Suwon.

“Mi primer sueño fue convertirme en ingeniero y lo cumplí con éxito, pero desde pequeño siempre me gustó muchísimo el teatro y el cine. En Venezuela, tuve la bonita oportunidad de pertenecer al grupo de teatro del liceo militar ‘Generalísimo Francisco de Miranda’ de Caracas y experimentar el teatro desde pequeño”, afirma.

Luego de trabajar casi tres años como ingeniero en una gran empresa surcoreana, Antonio quiso hacer un cambio e incursionar en el mundo del teatro y la televisión.

En los últimos cinco años, ha trabajado en numerosos programas de televisión de este país. Y ha hecho casi de todo: entretenimiento, noticias, política y economía, deportes, viajes, comida, ‘talk shows’, teatro, comerciales para Samsung y LG, y pequeñas apariciones en dramas.

Por un golpe de esmero y suerte

A la película llegó luego de tocar muchas puertas

y, como él dice, por un ‘golpe de esmero’ y mucha ‘suerte’. “La verdad, aquí no ha sido nada fácil el cambio de carrera ni el trabajo y aún el sueño de ser actor de películas sigue estando lejos. Estoy apenas empezando mi carrera como actor y quiero seguir creciendo”, afirma.

Ésta es su segunda aparición en una película de Netflix en Sur Corea. La primera fue como un militar americano en una película de guerra y tap dance, titulada: Swing kids. “Pero esta es mi primera aparición como actor de soporte y no simplemente un extra de imagen. Así que me siento muy agradecido y feliz de tener esta linda oportunidad de participar, poner en alto el orgullo latinoamericano en el mundo y más aún, representar a Venezuela en una película coreana tan exitosa como Barrenderos Espaciales”.

Su papel en la película es como actor de soporte de transición. Antonio hace de un abogado que viene a inspeccionar la nave espacial, sospechosa de incumplir permisos a impuestos. “Mi escena es corta y en la edición final no se explica todo, pero el director quiso exponer que la nave espacial será sacada del espacio por incumplir los permisos y reglamentos necesarios, y yo fui el encargado de cerrar el permiso, negando el funcionamiento de la nave por la ley que se me otorga… Jejejeje”.

Actor y tutor de español

Antonio domina el coreano bastante bien, por lo que no tuvo problemas para comunicarse con los actores ni con el director. Sin embargo, “mis líneas son en inglés, así que no tuve que practicar mucho para lograrlo”.

Y como la vida tiene siempre muchos giros, nos cuenta en súper secreto que “el director de la película me llamó aparte otro día, para ser el tutor de español, entrenar al personaje principal y ayudarlo con sus líneas en español”.

En la película, el protagonista Song-Llung-gui, demuestra que, a pesar de tener un artefacto electrónico capaz de traducir cualquier idioma a su lengua natal, él es audaz y multilingüe, así que también domina el español. Por eso, el director Cho Sung-hee, quiso asegurarse de que pronunciara correctamente cada palabra y con un aire natural cuando dice sus líneas en nuestro idioma. “Yo fui su mentor personal de español, top secret”, y ríe.

A la izquierda de Antonio, el director de la película Jo Sung-hee 
y a su derecha, Song Joong-ki, protagonista del film.

Fue como estar en Disney espacial

Para este valenciano, la experiencia de participar en Barrenderos Espaciales, “fue como estar en Disney World espacial, pero con una intensa emoción en el corazón, ya que esta oportunidad no se presenta muchas veces en la vida y luego de tanto nadar, sentí que al fin haría algo fuera de lo común y muy especial para mí”.

Antonio asegura con humildad que “fue un súper honor poder estar en el mismo set de grabación con el actor principal, conversar con él y ayudarle con su español, conocer a los actores protagonistas, bromear en coreano con ellos y ver sus escenas reales, los trajes espaciales y los escenarios. Las pantallas verdes en grande para los efectos especiales, todo, todo, fue una experiencia sub real, del otro mundo. Aún recuerdo el día de grabación y me salta el corazón”.

El futuro de Antonio

Al consultarle sobre su futuro y cómo lo ve, este joven actor afirma que es la pregunta más difícil de responder. “No porque no sepa qué decir, sino porque tengo mucho en mente, nada es fácil acá. Tengo muchas metas y proyectos que quiero llevar a cabo y muchos sueños por cumplir en el futuro próximo”.

¿En qué sueña? “En llevar a mi mamá algún día al cine y de sorpresa ser el actor principal de esa película, que le encante muchísimo y hacerla sentir súper orgullosa de mí, no sólo por ser un buen actor, sino por transmitir bien el personaje y el sentimiento de la película. Que sienta que su hijo puede ayudar a muchas personas a expresarse mejor y tocar el corazón de muchas más personas por medio del cine”.

Actualmente, Antonio sigue practicando su coreano y aprendiendo día a día. Planea hacer una maestría en actuación en la Universidad de Artes de Seúl y prepararse formalmente como actor.

“Cuando el tiempo y el dinero me lo permiten, tomo clases grupales de actuación en un centro de artes con otros coreanos y en el día a día, sigo esforzándome por participar en varios programas de televisión y talk shows para darme a conocer y que se abran más puertas”.

Así mismo, se mantiene activo siempre en sus cuentas de Instagram para seguir formando un portafolio decente y crecer en el mundo del cine y el espectáculo, soñando en que algún día, se convierta en “el actor respetado que quiero ser”, concluye.

De qué va Barrenderos espaciales…

En el año 2092, la Tierra se ha convertido en un planeta casi inhabitable. La corporación UTS construye un nuevo hogar en órbita para la humanidad. Pero solo unos pocos escogidos pueden acceder a él.

La historia sigue las aventuras de la tripulación de una nave de limpieza de basura espacial llamada Victory. Su rutina da un giro enorme cuando descubren a Dorothy, un robot humanoide construido como una niña, que saben destinado a ser un arma de destrucción masiva.

La cinta está protagonizada por Song Joong-ki, Kim Tae-ri, Jin Seon-kyu y Yoo Hae-jin, destacadas figuras del cine y la televisión surcoreana.


Antonio Bompart. Instagram: @antonio_bompart. Blogpersonal: @toni.bompart 

(*) Alfredo Graffe, periodista, editor de Emprendedores ¡ÑAM ÑAM! Instagram: @alfredograffe


miércoles, 4 de noviembre de 2020

EL GRAN PERDEDOR

 Dirán que soy exagerado o dramático. Pero hoy, ni mañana, celebraré nada en relación a las elecciones de los Estados Unidos.


Me da realmente igual quien gane porque la vida allí y en el mundo seguirá dando tumbos y nos seguiremos dando trancazos inesperados. La política juega con nuestras ilusiones y esperanzas y poco le importamos.


No celebro ni celebraré, porque para mí el gran PERDEDOR de todo este proceso es el PERIODISMO.


Nuestra profesión ha sido pisoteada y arrastrada por nuestros propios colegas y por los grandes medios de comunicación.


Se perdió la objetividad. Se tomó partido, se hizo activismo puro, duro y descarado, se cayeron las máscaras, se manipuló (aún hoy lo siguen haciendo)... Se perdió la credibilidad y la seriedad.


Es muy triste, al menos para mí, que se haya llegado a esto. Nuestra profesión está manchada y dudo mucho que retome su brillo.


Seguiremos teniendo medios y "periodistas" pero ya nadie sabrá en quien confiar y saber quien les está diciendo la verdad de los hechos.


Hoy vale más un vídeo grabado con el celular, en el mismo momento de los hechos, que un análisis o un reportaje narrado por un periodista colegiado.


Hoy queda demostrado que "periodista" puede ser cualquiera y que los medios publican lo que quieren, lo que les conviene y destruyen o glorifican a quien quieren.


El periodismo está herido de muerte y por los propios periodistas... Qué triste.


Alfredo Graffe.

Periodista... De la vieja guardia que aún cree en la objetividad y en la integridad.




miércoles, 24 de junio de 2020

A llorar al Valle...


Las últimas semanas de “cuarentena” en Venezuela han sido de todo, menos eso. No soy quién para criticar a millones de personas, pero tras todo lo que he visto en estos días me pregunto: ¿qué entendemos por estar en cuarentena y en CUARENTENA RADICAL?

Confieso que estoy alarmado y que soy un bicho realmente muy raro, porque yo sigo encerrado en mi casa, y las pocas veces que salgo, cumplo con todos los protocolos y más.

Pero tras todo lo visto, ¿de qué sirve cuidarme, si la mayoría está haciendo lo que le da la gana? ¿dónde está el bien y la conciencia colectiva? ¿tan desesperados estamos por salir y socializar que perdimos la coherencia, la conciencia y la sindéresis? ¿nos creemos inmunes realmente?

Todos hablan del “pánico” que sienten por lo que está pasando y por la curva ascendente que estamos viviendo ya en el país…

Nooooooooo, ¿supiste lo del Cafetal? ¿qué te parece lo del San Ignacio?... en el Plaza hay más de 12 contagiados, incluyendo al gerente, cerraron el supermercado y ¡¡¡lo están desinfectando!!!... en Maracaibo el hospital central está colapsado… el esposo de una amiga cercana está hospitalizado y muy mal… ¡¡¡qué horror!!!

Sí, el virus está cada vez más cerca y se sigue multiplicando. Pero mientras más se acerca, más seguimos comportándonos al contrario de lo que debemos y haciendo todo lo que tenemos pendiente por hacer, ya sea por necesidad o por qué no me queda otra, ¿cierto?

Estoy convencido que en Venezuela SOMOS INMUNES al coronavirus. Si hemos soportado 20 años de tiranía y represión, podemos soportar y salir airosos de esta pandemia.

El sábado pasado, la misma iglesia católica venezolana demostró que es así. No sólo celebraron una misa transmitida por televisión (las misas y las reuniones no están permitidas), sino que a la misma asistieron más de 50 personas, sólo DOS estaban con tapabocas y todos, a menos de un metro de distancia. Sólo en el altar mayor habían DIECISEIS obispos más el cardenal y pegaítos.

Qué me perdone José Gregorio, pero lo que se vio en la misa en su nombre y con unos cuantos MÉDICOS presentes, fue una verdadera torpeza sin sentido. Todo muy bonito y emotivo, sí, pero al ver esto ¿que entendieron millones de personas?: ¿para qué el tapabocas? Si los obispos no lo usaron en la misa y no cumplieron con la distancia, ¿por qué yo sí?

Un amigo me dice “tengo que salir a la oficina porque no tengo internet en casa”, otra “estoy haciendo una pila de tapabocas para la GRADUACION del colegio tal”, “mi hija tiene una reunión con sus compañeros del colegio con motivo al fin de año, pobrecitos, tienen tres meses encerrados”, otra “esta tarde voy a una misa especial en mi parroquia”.

Al lado de mi casa están construyendo una casa nueva. Hay unos cuantos obreros,  entran y salen camiones y personas. En muchos edificios el personal de servicio asiste como si nada, todos los días… eso, sí, les echan alcohol. En toda mi cuadra y vecindario, se escuchan jardineros y obreros trabajando. En una ferretería cercana, trabajan “a puerta cerrada” para que las autoridades no se den cuenta...

Un amigo, aterrorizado por lo cercano del virus, me dice “no vale, yo ando con mi kit para arriba y para abajo y siempre con mi tapabocas”, pero en su Instagram no para de publicar sus reuniones familiares y sociales con más de diez personas… primero, la foto oficial de “todos con el tapabocas” y luego, todos amuñuñaos, abrazados y sonreídos (sin el disfraz COVID, claro).

Hey, no se puede salir, el paso entre municipios está cerrado: no tranquilo, ¡yo tengo salvoconducto!

Cuentos tengo para llenar un libro. Y después se escandalizan cuando se riega el escandaloso chisme de que Maduro y su combo estuvieron en un fiestón en Los Naranjos y que la policía no pudo hacer nada. O se rasgan las vestiduras cuando ven los videos del rumbón en la Cota 905 o del gentío bailando y cantando en las celebraciones de San Juan…

Al final, la gran mayoría tiene mil y una excusas y justificativos para romper la cuarentena… pero eso sí “cuidándose” con su tapabocas, guantes, gel, alcohol y sin tocarse…

Así estamos y así seguiremos… y después a llorar al Valle, a implorar a José Gregorio por la salud de alguien cercano contagiado por el virus, a enviar mensajes por whatsapp envueltos en llanto y pidiendo que oren por su familia que está sufriendo por el COVID…

El virus ya es rutina y casi ni le paramos. El famoso "quédate en casa" ni se menciona, ya no nos enviamos la pila de mensajes y videos de cómo cuidarse, las cifras de contagios, la gente cantando en los balcones, los empalagosos y llorones con musiquita melancólica, los chistes y memes del virus, los monólogos del andaluz aquel que tuvo sus quince minutos de fama… en fin.

Yo no tengo hijos (muchos me dirán que justamente por eso no los entiendo), pero de tenerlos, preferiría que no fuesen a su “fiesta o a su graduación”, a tener que vivir la dolorosa experiencia de saber que están en terapia intensiva por el virus y no poder siquiera irles a ver… o algo, mucho peor...

Todos estamos sufriendo la pandemia y nuestras vidas estarán marcadas por esto para bien o para mal… y pregunto: ¿qué parte no entendieron de que ESTAMOS EN CUARENTENA RADICAL?

Dios nos agarre confesaos, nos proteja y nos de cordura… pero dudo que lo entendamos.



domingo, 31 de mayo de 2020

LA EMPANADA

Hace veintipico de años atrás Venezuela se prendió por los cuatro costados, tras un leve aumento de la gasolina durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez y que luego, derivó en la pesadilla chavista en la que está sumida el país.
Hoy, no sólo la aumentan sopotocientos por ciento, sino que ahora cuesta lo que cuesta en muchos otros países, hay que pagarla en dólares y de ser la más barata de la tierra, ahora está a "precio internacional".
Aparte, está la gasolina "más barata" o subsidiada para los chavistas, enchufados y otros afines, y para el resto: a pagarla bien caro!!!
No sólo destruyeron la moral y la otrora gran industria petrolera venezolana, sino que saquean el oro del país (que nos pertenece a todos) y se lo llevan de contrabando para pagar a los iraníes y tienen el descaro de decirnos que como la compraron bien cara, debemos pagarla bien cara... y encima, la separan: para ellos y para el resto.
Un "subsidiado" pagará por un tanque de 40 litros Bs. 200.000, es decir UN DÓLAR!!! y el resto que no tenga el carnet de la Patria y que no tenga est "benficio" pagará VEINTE DÓLARES!!!
Desde mañana veremos a miles de personas desesperadas haciendo cola para cargar gasolina a "precio internacional"... y ¿de protestar y quejarse? nada, sólo lo veremos en Twitter...
Aquí no pasa ni pasará nada. Venezuela es un país adormecido, narcotizado (literalmente), sometido, acallado, atemorizado, embrujado, humillado y sodomizado... tristemente. 
Cuando era un niño, el mayor de mis primos (éramos poco más de 30) era un confeso comunista y solía escuchar canciones de la nueva trova cubana y de aquel socialismo trasnochado e incendiario latinoamericano. 
Una de esas canciones se me quedó grabada, la cantaba una mujer (ignoro quien) acompañada por una guitarra. En ella se quejaba de las diferencias entre ricos y pobres (para variar) y criticaba el poder, el autoritarismo del gobierno y su desprecio por el pueblo (como era de esperarse)... 
La letra decía más o menos así: "de vez en cuando, hacían una GRAN EMPANADA y luego, repartían. EMPA para el prefecto... y para el pueblo: NADA!!!

PD: mi primo mayor, hoy apenas si come algo y vive casi en la miseria... pero está feliz. 



martes, 19 de mayo de 2020

La tormenta perfecta


Por muy optimista que sea, no soy de hierro ni ciego, ni sordo, ni insensible. Tenía muchos días sin escribir y hoy, aunque sin mucha inspiración, me provocó hacerlo.

Aunque me baño todos los días en positivismo, hoy amaneci con una gran pesadumbre y con el ánimo bastante bajo. No suelo escribir lo que pienso respecto a lo que vivimos en Venezuela, porque siento que hablar de lo que ya conocemos y tenemos a diario, es como machacarnos mucho más la miseria en la cara.

Hoy, no vivimos… sobrevivimos en un país totalmente desmantelado. Estamos en medio de una parálisis (y no me vengan con el cuento de que es por el COVID19), al borde del colapso total y las soluciones, realmente se ven nuevamente, muy muy lejanas.

Hoy padecemos la falta de prácticamente todo, desde agua hasta electricidad. Desde internet hasta comida. Desde medicinas hasta trabajo. Desde gasolina hasta los medios de comunicación. Hoy, para más, nos despertó un nuevo golpe a la siquis y a la moral: todos los abonados a DirecTV, nos tendremos que guardar el codificador en donde no pega el sol y conservarlo como uno de los últimos vestigios de lo que una vez tuvimos. Desconectados… de todo.

Sobrevivimos en medio de una verdadera tragedia. Sobrevivimos en una sociedad minada de mezquindad, egoísmo y esquizofrenia.

Los que “gobiernan” viven en un mundo paralelo, regodeándose de sus riquezas mal habidas, con todo el confort que les otorga el poder y el control social. Abusando, odiando, torturando y humillando cada día más a un pueblo vapuleado, maltratado, despreciado y totalmente sodomizado.

Los que supuestamente se “oponen” al régimen y “dirigen” un “gobierno paralelo”, viven en un mundo virtual, se limitan a dar declaraciones fatuas y repetitivas en las redes sociales, con un discurso cada vez más vacío, lejano, rallando en lo patético y que dudo mucho, recobre fuerza entre los millones de venezolanos que soñaron en que esta vez sí lograríamos el cambio.

Sobrevivimos en una sociedad en donde cada quien busca conseguir alguna tajada de lo que queda. Hoy, Venezuela es como una jauría de perros hambrientos luchando por un pedazo de pellejo.

Y para rematar, soplan vientos de guerra. Los iraníes están alebrestados, metiéndose en el patio trasero de Estados Unidos con varios cargueros llenos de gasolina y retando abiertamente a los gringos, que de verdad ya uno no sabe qué pensar de ellos. Y lo peor, es que muchos venezolanos esperan con ansias a que no paren los barcos y finalmente, nos llegue el combustible para sobrevivir unos meses más. El país potencia petrolera, fue borrado del mapa y ahora, saquen su oro para pagar el combustible que ya no somos capaces de producir.

Maduro, hiede. Guaidó, hiede. El régimen, hiede. La oposición, hiede. Los militares, hieden. Venezuela, hiede. Los venezolanos, hedemos…

Si no nos agarra el chingo, nos agarra el sin nariz. Qué triste lo que estamos viviendo. A pesar de todo, a pesar de la oscuridad en la que estamos, me sigo aferrando a que después de la tormenta, viene la calma y la luz… pero, no puedo negar que vivimos en una tormenta perfecta que lleva más de 20 años y que por estos días, nuevamente, parece cobrar fuerza.



jueves, 16 de abril de 2020

Y cuéntame, ¿qué has hecho?


No sé a ustedes, supongo que sí, pero en estos largos días de cuarentena, unas cuantas personas me han preguntado: "y ¿qué más, cuéntame que has hecho?"... Al principio, confieso que me ha parecido absurda y fuera de orden la pregunta, pero luego, entiendo que es una manera de entablar una conversa cuando no se tiene un tema del qué hablar.

Y tras reflexionar y responder al último que me la hizo, me dio la idea para escribir y pues, aquí respondo: He estado ocupado y trabajando en casa, arreglando y renovando mi hogar, disfrutando mi vida casera. NO he salido (lo hago sólo una vez a la semana y al supermercado, donde no hablo con nadie, sino con la cajera y el empaquetador, soy muy antipático y mantengo lo que ahora todos conocemos como "social distance" y el metro y medio, por sia)...

NO he ido al cine (he visto unas cuantas películas y series en casa). NO he ido a comer fuera (pedí un delivery de ceviches hace una semana y estaban exquisitos y muuuuuucho más barato que en un restaurante, y comimos dos días) aparte, sorprendí a unos primos y a unos buenos amigos, mandándoles uno de regalo... al final, creo que yo disfruté más la sorpresa que ellos...

NO he ido a la playa (tomo sol en mi terraza y ya tengo buen color). NO he ido a trotar (y ya engordé unos kilos, no diré cuántos). NO he podido ir a la iglesia (pero he seguido mis misas en línea o en la tele). NO me he reunido con mis primos y amigos (pero estoy en contacto con ellos por whatsapp, FaceTime o Zoom y nos enteramos igual de todo, nos reímos y disfrutamos de la compañía, a distancia)...

NO he ido al vivero a comprar matas (he resembrado y cambiado muchas de las que tengo). Los jardineros NO han podido venir (ahora, me encargo yo y mi jardín está mucho más cuidado). NO he tenido que ir a comprar libros ni revistas (las consigo por montones en internet o me las mandan, y gratis)... he leído desde la Hola! para saber de la vida de Letizia y Felipe, la Men's Health, para ver cómo otros hacen ejercicios y se ponen buenotes, hasta la National Geographic, para hacer un poco de turismo…

Terminé un libro muy bueno de una periodista española que me mantuvo hasta el final para saber quién era el asesino múltiple y ahora, estoy leyendo dos al mismo tiempo (uno de ellos, CIEN AÑOS DE SOLEDAD del gran García Márquez, que lo podría leer mil veces… ya esta es mi tercera y cómo lo disfruto). NO puedo visitar a mi Mamá, pero la veo y hablo con ella por horas unas tres veces por semana…

NO he ido de rumba ni a tomarme un trago (pongo música en casa, bailamos y nos estamos bebiendo las botellas que tenemos guardadas desde hace aaaaaños). NO he ido al teatro ni a museos, pero he visto una pila de conciertos, desde uno maravilloso de Cindy Lauper hasta el de Andrea Bocelli de hace unos días). He paseado por el Louvre, el Prado, el Moma de Nueva York… y hasta los siete templos en Semana Santa...

Siempre he sido muy aseado y cuidadoso con la higiene, y ahora, aprendí a lavarme bien las manos como los cirujanos, a quitarme los zapatos cuando entro a casa, a limpiar el volante y las manillas del carro con alcohol, a cuidarme de la pila de bacterias que hay en un supermercado, a lavar las frutas y dejarlas como si fueran de plástico, a taparme bien la boca cuando estornudo o toso (que realmente, lo he hecho muy poco, gracias a Dios), distinguir un buen tapaboca de otro, a cómo quitarme los guantes y evitar tocar la piel y mucho menos, la cara…

He visto algunos y borrado sin ver, la pila de videos de autoayuda y de mensajes empalagosos  y casi llorones, que me mandan por whatsapp, desde los buenos días con florecitas y tazas de café (que no sé de dónde sacan tantos cará), pasando por las simpáticas cosas que ha hecho y sigue haciendo la gente desde sus balcones, hasta reírme con los memes que mandan con los negros de Ghana, bailando los ataúdes y la creatividad que ha despertado a muchos...

Jamás había hablado tanto con mis ex compañeros de la universidad y es como si aún siguiera yendo a clases con ellos. NO envío muchas cosas por whatsapp porque no tengo mucho tiempo ante la avalancha de fotos, videos y mensajes que recibo por minuto y casi me desmayo cuando me llegó la cuenta de Internet. 

NO estaba muy inspirado para escribir en estos días, y MENOS sobre el coronavirus del cual ya sabemos casi todo… y ya ven, partiendo de una sencilla pregunta, miren todo lo que he hecho en más de un mes de cuarentena… y lo que falta.

Si estás aburrido u obstinado de estar en casa, un buen ejercicio para entretenerse es ponerse a escribir o recordar todo lo que hemos hecho o inventado desde que comenzó esta crisis, aprender y descubrir cómo ocuparnos y así, darnos cuenta que no necesitamos mucho para estar bien y para estar cerca y conocer a nuestra familia, amigos y la gente que queremos. No necesitamos estar en la calle para sentirnos vivos y vivir nuestra vida lo mejor posible… 

Ánimo, fuerza y quédate en casa. Nada es eterno y después que pase todo esto, nos echaremos los cuentos y nos preguntaremos “¿cómo pasaste el coronavirus del 2020?”.



sábado, 28 de marzo de 2020

¿Cuántos panes tienes?


Semanas atrás, aprendí que, frente a un problema, enfermedad, preocupación, un disgusto, cuando estemos deprimidos, sumidos en una tristeza, nos sintamos traicionados por alguien, nos agobie el estrés, o simplemente, que algo no nos deje estar tranquilos, vale preguntarnos: ¿Cuántos panes tengo?

No es que al formular la pregunta, enseguida nos traerá la solución. Al hacerlo, comenzaremos un proceso de sanación del problema, nos permitirá reflexionar, nos ayudará a ver las cosas de otra manera o punto de vista, y nos abrirá una puerta que no veíamos o que pensábamos imposible de abrir, para finalmente, conseguir la solución, lidiar mejor con el problema y, por ende, sentirnos mejor, aliviarnos, quitarnos el peso de encima.

Antes que llegara el bendito Covid19, tuve la gran dicha de participar por primera vez, en una misa de sanación. Y ¡qué experiencia tan maravillosa!

Fui con un grupo de buenas amigas y colegas de la universidad, con la intención de ayudar y orar por la salud de una de ellas. Al final, todos salimos renovados. Esta verdadera fiesta energética, nos ayudó a sanar algo que no estaba bien en cada uno, un mal físico, espiritual, de pareja, trabajo, familiar...

Si todos los curas interpretaran la palabra de Jesucristo como lo hace el padre Pedro José Guerra, de la Parroquia "Jesús Obrero" de Guarenas, las iglesias estarían siempre abarrotadas, la participación activa y las manifestaciones de fe serían muy distintas, más espontáneas, sinceras, verdaderas y mucho más humanas.

Aquel día, la lectura del evangelio correspondía al milagro de Jesús, conocido como la multiplicación de los panes. Y durante casi dos horas de sermón, el Padre Guerra cautivó con sus palabras y nos hizo entender lo que Jesús quiso decir realmente con su: ¿Cuántos panes tienes?, multiplicando los siete panes y peces que había en unas canastas y alimentando entonces a una multitud de personas.

Nos envolvió de tal forma con sus palabras y explicaciones, que al final pedíamos al Padre que siguiera. Nos dijo que la multiplicación de los panes y peces, era un mensaje de Jesús para que aprendiéramos cómo enfrentar y resolver los problemas. Y de eso trataba tanto la lectura, como la actividad de sanación: de sanar un problema, sin obviar, claro está el poder de la oración y la fe. ¡Y resultó tan sencillo!

Cuando algo nos agobia, solemos preguntarnos o echar de menos lo que no tenemos: ay, cuando éramos novios, él era muy cariñoso conmigo… cuando era joven, yo saltaba y corría por todas partes, hacía y comía de todo… antes de llegar el nuevo jefe, en la oficina todo andaba de maravilla… ¿cuánto hemos perdido desde que llegó el chavismo a Venezuela?...

Siempre, extrañamos o evocamos lo que no tenemos. El Padre Guerra nos enseñó que de nada sirve pensar en lo que ya no tenemos, eso nos hace mucho más daño, nos frustra, nos debilita, nos acaba… Y debemos hacer todo lo contrario: enfocarnos en lo que tenemos y cómo resolverlo con eso… ¿Cuántos panes tengo?

Si nos concentramos en lo que tenemos, conseguiremos una solución. Si son sólo cuatro cosas, pues una de ellas o uniéndolas todas, nos ayudará a salir del problema. Hoy ¿mi salud está afectada?, pues tengo vida, médicos, familia, alternativas de curación, fuerza interior… ¿no tengo dinero?, pues tengo manos, ingenio, amigos, experiencia en algo, alguna herramienta… ¿mi matrimonio está mal?, pues aún estamos juntos, tenemos una familia, una casa, una vida juntos, tenemos tiempo para resolverlo, mi prima conoce a un terapista…

Es mejor pensar en cuántos panes tengo y no en: me voy a morir, ya todo se acabó, mi enfermedad es incurable y ya nada se puede hacer… lo poco que gano apenas me alcanza, antes podía viajar, comprar lo que quería… las discusiones con mi pareja ya me agotan y son un círculo vicioso, ya nada es igual. Si nos enfocamos en los panes que tenemos, podemos salir adelante y sanarnos.

¿Estás harto, obstinado del encierro, de la cuarentena?, pues entonces ¿cuántos panes tienes? Cálmate, busca qué hacer y todo pasará mejor… arregla esa gaveta que tienes años esperando que le metas mano, haz ejercicios sobre el pedazo de alfombra que tienes guardada, pinta con los pinceles y temperas que tienen años llevando polvo, habla con tu familia, tus hijos, tus amigos, con tus vecinos desde el balcón… escribe, canta, ora y pide a Dios te de paz, paciencia y tranquilidad, respira profundo, escucha música, lee, … OCÚPATE, deja de preocuparte y de pensar en el hastío.

Pregúntate: ¿cuántos panes tienes? y conseguirás la solución… ¡Feliz cuarentena mundo!





Antonio Bompart González integra elenco de “Space Sweepers” en Netflix: VENEZOLANO SE ABRE CAMINO EN EL CINE SURCOREANO

Si usted ve la película “Barrenderos Espaciales” en Netflix, quizás no se entere que el abogado que niega el permiso a la nave donde trabaja...